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Por último, para acompañar este proceso, algunas personas tienen buenos resultados si llevan un control cercano de su cuerpo y de sus hábitos. Pésate con frecuencia y toma nota de lo que comes, cuándo, cuánto, dónde y por qué (incluso, cuánta hambre tenías o cuál era tu estado de ánimo mientras comías). Luego de una semana revisa tus notas y comienza a descubrir tu verdadera relación con los alimentos, sin engaños ni justificaciones. Así podrás modificar algunas conductas de las que posiblemente no te habías dado cuenta y que están atentando contra tu peso y tu salud.
Y si estás por darte por vencido(a), ten presente que los verdaderos logros se cosechan con el tiempo. Algunos especialistas consideran que se necesitan al menos tres meses para que tu cerebro se adapte a nuevos hábitos de consumo.
Por eso, no esperes adelgazar mucho y rápidamente, ya que en esos casos lo más probable es que también recuperes el peso perdido rápidamente ni bien dejes los nuevos hábitos, lo cual puede ser muy desalentador.
Por el contrario, la propuesta es que tu nuevo plan nutricional se convierta en un estilo de vida más saludable que perdure en el tiempo. Por eso, lo más importante es ir incorporando éstos hábitos saludables poco a poco, seguir de cerca tus logros, reconfortarte con ellos y no frustrarte ante los posibles retrocesos. ¡Anímate a sumergirte en esta aventura de sabores, aromas y colores!